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Una gran multitud

Por 6 octubre, 2022Sin comentarios

Apocalipsis capítulo 7 versículo 9 nos describe el Cielo en términos de una gran multitud de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas; y varias veces este último fin de semana he pensado en esta descripción.

La misión con la que trabajamos mi esposa y yo, European Mission Fellowship, ha celebrado estos días, aquí en Ciudad Real, su conferencia internacional para todos sus obreros. Ciento tres personas, de catorce países europeos diferentes, reunidas bajo un mismo techo y usando el inglés como lengua franca.

Muchos de nosotros no nos conocíamos hasta que nos reunimos el jueves por la tarde. Algunos solo por Zoom, y nos sorprendimos al ver la altura de más de uno. Unos desconocidos, pero unidos, no solo por pertenecer a la misma misión, sino por compartir la misma visión: anunciar el evangelio en este continente europeo que amamos.

Para muchas personas, la palabra «misión» sugiere la idea de un religioso que se desplaza a un país del llamado «tercer mundo» para ayudar con algún proyecto de desarrollo, como la alfabetización, instalaciones médicas o proveer agua potable.

Y en este sentido se podría cuestionar el porqué de una misión que trabaja exclusivamente en Europa, siendo del «primer mundo». Sin embargo, cuando usamos la definición bíblica de las misiones ser enviado por el Señor para predicar el evangelio y hacer discípulos, no podemos hacer otra cosa que concluir que Europa es un campo misionero en toda regla.

Al recorrer las iglesias del Reino Unido antes de trasladarnos a España en 1991, a veces tuvimos que justificar el hecho de «ignorar» países y continentes tradicionalmente receptores del esfuerzo misionero, como si no quisiéramos alejarnos mucho de nuestro país natal. Lo que pasa es que Europa es el continente con menos cristianos del mundo, solo un 2,5%. Solo el país de China tiene cinco veces más evangélicos que toda Europa, y Nigeria supera a Europa con creces también, hasta tres veces.

Amigos, si leéis esto desde Europa, vivimos en un continente que todavía necesita el evangelio. Igual nuestras iglesias son pequeñas y, si estás en España, probablemente dependen de ayuda misionera para existir y seguir adelante. Pero no por eso dejemos de fijar nuestra mirada en los de nuestra «Samaria» europea, que están al lado, y que no han oído el evangelio.

Ninguna iglesia es demasiado pequeña para poder apoyar a un misionero. Todo el mundo puede orar por un obrero en Europa. Hasta las ofrendas más pequeñas pueden contribuir a avanzar la obra de Dios. He visto iglesias que dependen de la ayuda misionera también dar apoyo a otros, y he visto como estas iglesias crecen y maduran por ello.

Y no digo que ignoremos a los demás continentes con sus grandes necesidades; simplemente que no pensemos que el valor de las misiones esté en la distancia que recorramos. Europa sí, esta Europa que dio la Reforma al mundo necesita el evangelio más que nunca. Y cuando predicamos el evangelio a nuestros vecinos europeos y se convierten, estamos contribuyendo a que esta imagen en Apocalipsis 7:9,10 se haga realidad.

«Y después de eso miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero».

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