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1 Reyes - Comentario Matthew Henry

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Comentario expositivo y práctico al libro de 1 Reyes. Nueva versión íntegra y fiel de la obra original.

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La historia en particular que ahora nos ocupa relata los asuntos de los reinos de Judá e Israel; sin embargo, con una consideración especial al Reino de Dios entre ellos; porque continúa siendo una historia sagrada, mucho más instructiva y no menos interesante que cualquiera de las historias de los reyes de la tierra, a las cuales (las que son de alguna certeza), antecede en el tiempo; porque, aunque había reyes en Edom antes de que hubiera rey en Israel (cf. Gn 36:31) (los extranjeros, en cuanto a grandeza, tuvieron la primacía), sin embargo, la historia de los reyes de Israel vive, y vivirá, en las Sagradas Escrituras, hasta el fin del mundo, mientras que la de los reyes de Edom hace mucho tiempo que se encuentra sepultada en el olvido; porque la honra que procede de Dios es perdurable, mientras que la honra del mundo es como un hongo, que surge en una noche y en una noche perece.

La Biblia comenzó con la historia de los patriarcas, los profetas y los jueces, hombres cuya relación con el Cielo fue más directa, y el testimonio de la cual fortalece nuestra fe, pero no se acomoda tan fácilmente a nuestro caso, ahora que no esperamos visiones, como la historia subsiguiente mostró bajo la dirección de la providencia común. Aquí también encontramos, aunque no muchos tipos y figuras del Mesías, sin embargo, grandes anhelos de él; porque no solo los profetas, sino también los reyes, deseaban ver los grandes misterios del evangelio (cf. Lc 10:24).

Los dos libros de Samuel son introducciones a los libros de los Reyes, en cuanto que relatan el origen del gobierno real en el caso de Saúl y de la familia real en el caso de David. Estos dos libros de los Reyes nos ofrecen un relato del sucesor de David, Salomón, la división de su reino, y la sucesión de los distintos reyes tanto de Judá como de Israel, así como un resumen de sus historias hasta el cautiverio. Y así como del libro de Génesis podemos recopilar excelentes reglas de administración para el buen gobierno de las familias, de estos libros podemos extraer reglas de gobierno para la dirección de los asuntos públicos. Hay en estos libros una consideración especial a la casa y linaje de David, del cual vino Cristo. Algunos de sus hijos siguieron sus pisadas, y otros no. Los caracteres de los reyes de Judá pueden darse así brevemente: David el devoto, Salomón el sabio, Roboam el simple, Abiam el valiente, Asa el justo, Josafat el religioso, Joram el malvado, Ocozías el profano, Joás el apóstata, Amasías el imprudente, Azarías el poderoso, Jotam el pacífico, Acaz el idólatra, Ezequías el reformador, Manasés el penitente, Amón el oscuro, Josías el de corazón tierno, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías, todos impíos, y tales que se acarrearon prontamente la ruina sobre sí mismos y sus reinos. El número de los buenos y malos es casi igual, pero los reinados de los buenos fueron generalmente largos y los de los malos cortos, la consideración de lo cual no siempre hace al estado de Israel tan malo en este período como parece al principio.

En este primer libro tenemos:
I. La muerte de David (cf. caps. 1-2).
II. El reinado glorioso de Salomón, y su edificación del Templo (cf. caps. 3-10), pero también la nube que ocultó su sol (cf. cap. 11).
III. La división de los reinos con Roboam, y su reinado y el de
Jeroboam (cf. caps. 12-14).
IV. Los reinados de Abiam y Asa sobre Judá, Baasa y Omri sobre
Israel (cf. caps. 15-16).
V. Los milagros de Elías (cf. caps. 17-19).
VI. Las victorias de Acab contra Ben-adad, sus maldades y caída (cf. caps. 20-22).
Y toda esta historia muestra que los reyes, aunque dioses para nosotros, son hombres para Dios, mortales y responsables (cf. Sal 82:1,6-7; 138:1).

Sobre los comentarios expositivos de Matthew Henry C.H. Spurgeon escribió:

Por ser el primero entre los mejores en cuanto a utilidad, estamos obligados a mencionar a aquel cuyo nombre es ya una palabra cotidiana: Matthew Henry. Es sumamente piadoso y conciso, sólido y sensato, sugerente y sobrio, sucinto y de confianza. Encontraréis que resplandece con metáforas, es rico en analogías, rebosa de ilustraciones y abunda en reflexiones. Su estilo es, por lo general, sencillo, evocador y lleno de contenido. Ve el sentido del texto directamente y ofrece el resultado de un minucioso conocimiento crítico de los originales a la altura de los mejores críticos de su época. Es profundamente espiritual, celestial y beneficioso, encuentra el contenido de cada texto y de todos ellos extrae lecciones enormemente prácticas y acertadas. El suyo es un tipo de comentario que debe colocarse donde lo vi en la antigua casa de reunión en Chester: encadenado en el vestíbulo para que cualquier persona pudiera leerlo. Es el comentario del hombre de a pie, el viejo compañero del cristiano, adecuado para cualquiera, instructivo para todos.

Todo pastor debería leer a Matthew Henry de forma completa y cuidadosa al menos una vez. Recomiendo que lo hagas en los doce meses posteriores a terminar el seminario. Comienza por el principio, y proponte atravesar la tierra desde Dan hasta Beerseba. Adquirirás una enorme provisión para tus sermones si lo lees con un cuaderno a mano; los pensamientos revolotearán a tu alrededor como golondrinas que trinan alrededor de un tejado a la llegada del otoño. Si expones públicamente el capítulo que has estado leyendo, tu congregación se asombrará por la novedad de tus observaciones y la profundidad de tus pensamientos, y entonces podrás decirles qué gran tesoro es Henry.


9788418606366
Nº de Páginas
374
Casa Editorial
Editorial Peregrino

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