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Gafas nuevas

Por 16 noviembre, 2023Sin comentarios

Hace tiempo que llevo gafas. No solo para leer, sino para todo: para larga, corta y media distancia. Hace varios años empecé a usar varifocales, y la verdad es que me adapté sin problemas. Leer un libro, usar el ordenador, ver la tele o andar por la calle; todo bien, sin problema.

Pero hace unos meses empecé a notar la necesidad de un cambio, por lo que pedí cita y acudí a la óptica. Me hicieron todos los tests, elegí la montura, y a esperar la llegada de las gafas nuevas.

Llega el día de recoger los nuevos anteojos, ¡y que desilusión! De lejos, bien; para leer un libro, fantástico; pero para la pantalla del ordenador, donde paso un mínimo de 8 horas al día, no veo ni torta. Por mucho que mueva los ojos y la cabeza buscando la franja de los cristales que me enfoquen bien las imágenes, no hay manera. Las letras desenfocadas, los negros muy grises, y mirando siempre con los ojos medio cerrados. Ahora mismo estoy probando un tercer par de cristales para ver si me adapto.

Pensando en ello, me acordé anoche de las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 13:12, donde habla de ver de forma imperfecta, cuando por ejemplo usamos un espejo defectuoso, o con muy poca luz. Pablo está recordando a los creyentes en Corinto que aquí en la tierra nuestro conocimiento es limitado, no percibimos las cosas bien. Es que somos seres humanos que intentan comprender las cosas espirituales. Y simplemente no llegamos.

Funcionamos como seres sensoriales: los cinco sentidos nos guían. ¿Pero cómo percibimos a un ser que es espíritu, o a un mundo no físico? Somos seres lógicos y lo que impera es la razón. ¿Pero cómo podemos comprender un evangelio de gracia y misericordia que desafía todas las reglas del sentido común? Leemos nuestras biblias, pero no nos entra, no vemos con claridad. Las verdades ahí no terminan de quedarnos nítidas, hay cierta falta de enfoque, no se definen bien todas las líneas.

Creo que esto me está enseñando la necesidad de aplicar un poco más de humildad. Es verdad que tenemos que tener convicciones claras, soy el primero en defenderlo. Pero a la hora de hablar con otros creyentes, de interactuar con hermanos de otras líneas teológicas, ¿no es verdad que tendemos a hablar como si nuestra postura fuera la única aceptable? Hablamos como si nuestra visión de las cosas fuera la correcta, dando a entender que nosotros sí tenemos la vista al 100 por 100, y pobres de los demás que no ven las cosas bien. Ojalá pasasen por la óptica teológica para ponerse gafas como las mías para ver la verdad que yo veo perfectamente.

Yo soy calvinista, reformado, cesacionista, amilenarista y creacionista, entre muchas otras cosas, y por convicción. Pero que Dios me guarde de pensar que lo que yo he visto y como lo he visto es la única forma de entender las cosas aquí en la tierra. No, aquí mis gafas del mundo, por definición, me pueden fallar, me pueden dejar guiñando los ojos para percibir y comprender lo que veo.

Señor, con todas mis convicciones bíblicas, ayúdame a evitar el orgullo de pensar y actuar como si mi punto de vista, mi forma de ver las cosas tuyas, fuera la única, la correcta, la auténtica. Y gracias, Dios, porque me espera aquel día cuando veré todo bien, cuando seguramente todos nos llevaremos alguna sorpresa, y todos juntos diremos con lágrimas en los ojos: ¡Ahora lo veo! ¡Gloria a Dios!

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