EL CRISTIANO CON TODA LA ARMADURA DE DIOS
William Gurnall.
El Estandarte de la Verdad en colaboración con Editorial Peregrino, 2011. 865 pp.
Reseña realizada por David Vergara
El libro de William Gurnall, El cristiano con toda la armadura de Dios, es sin duda excepcional por varias razones. En primer lugar este autor puritano editó el material en tres tomos entre 1655 y 1662, dedicando el primero a los habitantes de Lavenham, en Sufflok, donde fue rector de la iglesia, ciudad entonces de unos 1800 habitantes, de los cuales la mitad eran feligreses suyos. Es decir, estamos ante una rareza porque fue profeta en su propia tierra. De hecho, las evidencias indican que vivió y murió a 50 km de su lugar de nacimiento, y salvo el pastorado y su vida familiar tras casarse con Sarah Mott, con la que tuvo diez hijos en sus 35 años de matrimonio, sabemos pocas cosas de este escritor, de no ser por esta gran obra literaria que en vida del autor acumuló seis ediciones. Por otro lado, es uno de esos personajes que a pesar de tener mala salud, centró todos sus esfuerzos en servir a Dios en la iglesia local, dejando a un lado otros compromisos cuando empezaron a conocerle por la relevancia de sus predicaciones, llegando incluso a rechazar una invitación para predicar ante la Cámara de los Comunes en Londres. Gurnall vivió como puritano una vida celosa guardando las enseñanzas de la Palabra de Dios, y abrazando las doctrinas de la Reforma que seguían convulsionando Europa.
Las recomendaciones a la obra de Gurnall durante décadas llegan de hombres como John Newton, quien después de la Biblia tenía este libro como favorito, J. C. Ryle, o Charles Haddon Spurgeon, quien decía que «tiendo a pensar que habrá sugerido más sermones que ningún otro volumen no inspirado. A menudo he recurrido al mismo cuando mi propio fuego ardía bajo, y pocas veces he dejado de encontrar algún carbón encendido en el hogar de Gurnall». Por todo esto, esta versión abreviada de la obra original es una buena manera de buscar textos en tiempos próximos a la Reforma de autores con grades convicciones morales y fuego del Espíritu.
No sé si este libro sirvió como inspiración a C. S. Lewis, cuando escribió Cartas del diablo a su sobrino, donde un diablo experimentado enseñaba las malas artes como tentador y acusador a un joven aprendiz en un tono irónico, pero también Gurnall con mucha sabiduría consigue discernir el comportamiento humano, y en esa línea destila una comprensión poco común de la forma en la que Satanás intenta derribar al cristiano de múltiples formas. La guerra espiritual tratada con equilibrio y de la que deberían aprender algunos de los supuestos nuevos teólogos neuróticos actuales, fue seguida en momentos históricos complejos e ilumina nuestra experiencia cristiana hoy.
Esta edición recoge de forma resumida los tres libros originales de Gurnall en un solo volumen con un lenguaje actual bien revisado, algo que no es fácil encontrar cuando tratamos obras algo lejanas en el tiempo y es por este motivo que hay que felicitar a la Editorial Peregrino y el Estandarte de la Verdad. Es un libro que a pesar de su extensión se lee con relativa facilidad, y donde destaca el lenguaje para ser soldados en base al texto de Efesios sobre la armadura del cristiano que con ese tono de alerta recorre la Biblia, para mostrar la forma en la cual debemos velar ante las asechanzas de Satanás y sus huestes.
La primera sección que corresponde al primer tomo, es una llamada al valor y servicio siendo fuertes en el Señor explicando el motivo por el que el cristiano debe armarse, mientras razona cómo es nuestro enemigo y la naturaleza de esta batalla espiritual. No es el momento de dormirse, vivimos para luchar siempre al igual que Satanás está a nuestro alrededor habitualmente buscando a quien devorar (1 P 5:8). En palabras del autor: «Todo soldado está llamado a una vida de servicio activo, igual que el creyente. La misma naturaleza de ese llamamiento excluye una vida ociosa. Si pensabas ser soldado de verano, considera con cuidado tu comisión» (p. 46). «En el presente debes vestir el traje de reglamento día y noche. Has de andar, trabajar y dormir con él puesto… Y si ese tentador descarado vigiló tan de cerca a Cristo, ¿no te parece que también te acechará a ti, esperando tarde o temprano sorprenderte con las virtudes dormidas» (pp. 86-87).
La segunda sección, que contiene el resumen del segundo tomo, describe la armadura del cristiano enfatizando la necesidad de un corazón sincero, es necesaria integridad cuyas deficiencias cubre el amor de Dios. En esta parte nos adentramos en la importancia de la santidad, cuestión que caracterizó muchos de los mensajes de los autores puritanos que aspiraban a vivir conforme a la voluntad de Dios en todo. Aquí también se muestra la importancia del evangelio, un mensaje tan grande como bueno, en palabras de Gurnall: «El evangelio trae promesas que anuncian el bien que Dios tiene reservado para los pecadores, mientras que las amenazas son la lengua nativa de la ley. La ley no puede hablar más que juicio para los pecadores; pero el evangelio de la gracia de Cristo les sonríe y alisa las arrugas de la frente de la ley» (p. 478).
La tercera sección, vinculada al tercer tomo, continúa desarrollando más elementos de la armadura, exhortándonos porque como se menciona en la segunda sección: «Vivimos en una época crucial. El que esté tan preocupado por proteger su nombre que no tolere sufrir por Cristo ni soportar el barro lanzado por las malas lenguas contra él, tendrá que buscar su propio camino al Cielo… Los reproches externos se pueden soportar y llevar triunfalmente como una corona, si no tienes que luchar con una conciencia que te reproche desde dentro» (p. 380).
Solo podemos decir que este libro es una joya literaria evangélica y que la edición que presentamos tiene todo nuestro respeto por su calidad.
El libro está disponible AQUÍ