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Obedecer

Por 13 abril, 2023Sin comentarios

Si el fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre, podemos afirmar que la manera en que lo hacemos es obedeciéndole, haciendo lo que él dice en su Palabra. Es algo tan fundamental para el creyente, pero a la vez tan difícil.

En 1 de Reyes capítulo 13 encontramos a tres hombres que erraron en su obediencia a la Palabra de Dios: El rey Jeroboam, que ignoró a Dios al establecer un rito idólatra y luego rechazó la corrección del profeta de Judá; el profeta del norte, que cambió la verdad por una mentira al incitar al profetar de Judá a desobedecer a Dios; y el profeta de Judá, que se alejó de la Palabra tras entregarla fielmente al Rey Jeroboam, y que cae en la desobediencia. Observemos a este último hombre, a ver si encontramos algún apunte para ayudarnos con nuestro andar diario.

  • Su caída viene tras una gran victoria delante del enemigo —recordemos a Elías después de Carmelo—. No podemos bajar la guardia en ningún momento.
  • Había sido un profeta fiel, pero la fidelidad pasada no garantiza la obediencia presente o futura. No podemos descansar sobre nuestros laureles.
  • Cuando escucha la mentira del profeta del norte no leemos que consultara con el Señor, no se menciona ni una sola palabra de oración.
  • Parece que el profeta del sur no sospecha que alguien le pueda querer engañar. Satanás es el padre de mentira y su afán es hacernos caer.
  • El falso mensaje viene a través de una persona que parecía buena y fiel. Fijémonos más en el mensaje que en el mensajero.
  • El profeta del norte, que vive tranquilamente en un lugar de idolatría y cuyos hijos participan en el culto al becerro, parece un hombre comprometido. No es normal que Dios revele su voluntad por una persona que vive en el pecado.
  • El mensaje del profeta mentiroso sonaba bien, como Palabra de Dios. Así engaña la mentira. Ahí el peligro de la Iglesia romana, las sectas o la teología de la prosperidad.
  • El mensaje del mentiroso contradice la revelación de Dios recibida por el profeta del sur. Hay que estar seguro de lo que Dios ha dicho para poder reconocer todas las contradicciones que nos presenten.
  • Es posible que las canas del profeta anciano convenzan al profeta del sur de que está escuchando la verdad. Joven, no puedes fiarte de una persona simplemente por ser anciana, mira lo que te está diciendo.
  • Es muy probable que el profeta tuviera hambre, y que la invitación del anciano le apeteciera. ¡Cuántos jóvenes se han alejado de los caminos del Señor por enamorarse con un inconverso que le apetecía!
  • O quizás es simplemente que pensaba el profeta que merecía una recompensa, que sería justo, habiendo sido fiel a Dios. Lo que pasa es que nuestra recompensa es espiritual, es celestial, y hay que tener cuidado con justificar nuestras acciones por el supuesto derecho que pensamos tener.

Señor, ayúdame. Quiero obedecerte. Pero a veces es difícil. Ayúdame a conocer tu Palabra de tal manera que sea capaz de reconocer la mentira y resistir las artimañas de Satanás. Ayúdame a serte fiel, y así glorificarte en todo. Amén.

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