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La navidad del buey

Por 26 diciembre, 2012enero 16th, 20132 Comentarios

Quitemos el buey

Si el año chino siempre recibe el nombre de un animal, este es el Año del Dragón, estas navidades serán conocidas como la Navidad del Buey.  Es que todo el mundo está hablando de las palabras de Benedicto XVI acerca del buey y la mula que, según él, no tienen lugar en el tradicional Belén.

 

Aunque no suele ser así, en esta ocasión podemos decir que afirmamos la declaración que nos llega desde Roma.  Y nos preguntamos si es que no se ha quedado corta la cosa con simplemente quitar el buey y la mula.  Es que si examinamos bien el relato bíblico (cosa que no ha hecho la mayoría de los que han criticado a su Papa) es verdad que no encontramos ninguna referencia a ningún animal.  Es verdad que la tradición y hasta los rollos del mar Muerto quieren llenar la escena de toda clase de animales, hasta el punto de que parezca que estamos ante una visita guiada al parque zoológico.  Realmente, si no queremos ir más allá del texto bíblico, sería más coherente quitar todos los animales.

 

Hasta incluso el corderito se podría quitar.  Sí, el corderito ofrecido por los pastores, según la tradición.  La visita de los pastores para ver al niño viene bien documentada por Lucas.  Nos cuenta acerca de la visita angelical a aquellos pastores y el mensaje que escucharon: que había nacido el deseado Mesías.  Lucas nos cuenta que iban para ver y adorar.  Pero en ningún sitio nos dice que presentasen ningún regalo, mucho menos un cordero.  Así que lo quitamos también.

 

Quitemos a los reyes magos

Puestos a quitar, podemos tratar el caso de los “Reyes Magos”.  Ya se sabe que los nombres de aquellos visitantes se desconocen por completo; tampoco se puede afirmar que eran tres, solo que presentaron tres regalos.  Y dado que Herodes, basándose en la apariencia de la estrella, mató a los infantes de menos de dos años de edad, hay los que piensan que los magos no llegaron a ver al recién nacido sino a un bebé con algunos meses de vida.  Total, podemos quitarlos también de nuestro Belén sin ningún miedo.

 

El establo se queda algo más despejado ahora, después de la limpieza que estamos haciendo. Pero seguimos, porque la palabra “establo” necesita nuestra atención.  ¿En qué sitio de la Biblia leemos que posaron en un establo?  Es verdad que dice el texto que lo acostaron en el un pesebre porque no había lugar en el mesón.  Pero del establo no hay ninguna mención.  Dado que José volvía a su pueblo, un concepto que bien entendemos aquí en España, y no habiendo sitio en la posada para una estancia prolongada, ¿no es más probable que buscaran cómo apañarse en la casa de un primo, o los padres, o un amigo?  Una casa típica que se compartiría con los animales de la familia.  Y donde hay animales hay pesebre.  Es decir, que aparezca un pesebre no requiere que el lugar fuera un establo.

 

Si empezamos a mirar las personas que hacen acto de presencia en los Belenes tradicionales, por supuesto que si no estaban en el establo de una posada, no hace falta posadero, ¡salvo que fuera cuñado de José y que estuviera allí de visita!  ¿Y José?  ¿Qué hacemos con él?  El ángel Gabriel dejó muy claro que el niño que iba a nacer fue engendrado por el Espíritu Santo; una obra sobrenatural para traer al mundo un ser divino, Dios hecho hombre.  José no era el padre, y por eso no es necesario en aparezca en escena.

 

Sí habláramos de quitar a María, hay muchos que se llevarían las manos a la cabeza.  María sí que fue la madre natural del niño.  Incluso era necesario que tuviera Jesús una madre física, porque además de ser divino, tenía que ser humano a la vez.  Si no, no podría ser el Salvador.  Y en este caso, María es completamente necesaria en nuestro “Belén”.  O quizás, no.  Recordemos las palabras de María en Lucas 1:38: “He aquí la sierva del Señor”.  Es decir, María era solo un instrumento, un conducto.  En vez de ser María, podía haber sido Juana o Alejandra. No tenia que ser María, y en este sentido la podemos quitar del escenario.

 

¿Quitemos a Jesús?

Así nos queda solo Jesús.  ¿Lo dejamos o lo quitamos?  Hay muchos que lo quitarían, porque ya lo han quitado en la práctica.  Y no solo los de otra religión o los ateos, sino mucho de los que se quieren llamar cristianos.  Claro, en el Belén en casa, sigue apareciendo un bebé que representa a Jesús, rodeado de todos los elementos que hemos mencionado arriba.  Pero en la práctica, en su Navidad Jesús no está.  La gente que no sería capaz de aceptar un partido de fútbol sin equipos, o una boda sin novios, o u concierto sin orquesta, está dispuesta pasar toda la fiesta de Navidad sin preocuparse por Jesús.

 

Pero aunque muchos han querido quitar a Jesús de su Belén, de su Navidad, es precisamente la figura de Jesús la que es totalmente imprescindible.  No solo porque sin él no hay Navidad, sino porque sin él la Navidad no consigue su fin.  Es decir, la Navidad solo existe para darnos la ‘Semana Santa’.  Jesucristo nació no para darnos una fiesta, sino para morir en la cruz y darnos perdón.  Como dijo el ángel a José: “Llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.  Esto no lo hizo en el pesebre, sino en la cruz del Calvario.

 

Que Dios nos ayude en estas Navidades para que podamos mantener a Jesús en nuestras celebraciones.  Que desviemos la mirada de todo lo demás en el Belén que solo sirve para que perdamos de vista lo principal: Dios acercándose al hombre para acercar el hombre a sí mismo.

 

Quita lo que quieras del Belén.  Incluso quita el Belén si quieres.  Pero no quites a Jesús de tu Navidad.

 

Mateo Hill  administracion@editorialperegrino.com

2 Comentarios

  • adminedp dice:

    Hola Juan. Gracias por tomar el tiempo para comentar el blog. Referente al «establo», realmente se refiere a la imagen de establo que se nos presenta en el típico Belén español, un establo independiente alejado de la casa, un lugar poco civilizado. Aunque es cierto que el texto bíblico no dice que Jesús naciera en «la cama de una habitación de la casa de unos parientes de José o María», tampoco dice que naciera en un establo, solo dice que al nacer le acostaron en un pesebre. La interpretación tradicional es que el lugar fuera un establo, pero realmente es un argumento del silencio dado que el texto bíblico expresamente no lo dice. En fin, son detalles. El propósito del artículo era simplemente desviar la vista del lector desde los detalles y tradiciones que seguramente hemos heredado de la iglesia de Roma, hasta lo más importante, el Salvador nacido para morir en la cruz. Un saludo.

  • Juan dice:

    Comparto la ironía del texto, y me quedo con la conclusión final, por supuesto. Pero me llaman la atención algunos detalles del razonamiento empleado, por ejemplo: «que aparezca un pesebre no requiere que el lugar fuera un establo». Francamente, lo podemos llamar establo o cuadra (aunque estuviera en la parte baja de una casa), pero según la Escritura el lugar del nacimiento no fue la cama de una habitación de la casa de unos parientes de José o María. Los que conocemos el ambiente rural sabemos lo que es un pesebre. En este sentido la tradición no yerra al asociar pesebre con establo.

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