Cristianos enfáticos
Cuando comenzamos esta sección, pensábamos que quizá en un par de años se nos habrían acabado los temas que tratar y que habría que ir pensando en otra sección que ocupara su lugar. ¡Supino error! Con la avalancha de desviaciones lingüísticas que afectan al vocabulario evangélico, es de temer que tenemos tema para rato. Mientras aceptemos impasibles el bombardeo anglosajón, queda mucho campo para fortificar nuestras defensas.
Enfatizar
Los que estamos familiarizados con la traducción desde el inglés en el campo evangélico contemplamos llenos de estupor el abuso sistemático que hacen los distintos autores del verbo inglés emphasize (vulgarmente traducido como enfatizar) en el sentido de insistir o hacer hincapié. Cuando comentan un libro de la Biblia, da la impresión de que el autor sagrado “enfatiza” prácticamente cada verdad mencionada. Es como decir que todos mis amigos son especiales: ¡entonces ninguno es especial!
«Falso amigo»
Pero lo peor es que, al traducirlo como “enfatizar” se da a entender un sentido que no es el que quieren darle los autores anglosajones, para quienes esta palabra significa el “relieve especial que se concede a algo para resaltar su importancia”. Pero, en español, enfatizar (nos lo dice la RAE) tiene que ver con la “fuerza de expresión o entonación con que se quiere realzar la importancia de lo que se dice o se lee” o la “afectación en la expresión, en el tono de la voz o en el gesto”, y eso es algo muy distinto. Se trata (como se dice en el ámbito de la traducción) de un “falso amigo”.
Popularizar una acepción
Y una vez que el vocablo se ha traducido machaconamente de la misma manera, lo que se ha hecho es popularizar una acepción de la palabra que nunca perteneció a nuestro idioma. Ahora, cada vez que alguien habla de “enfatizar”, hay que preguntar a qué tipo de “énfasis” se refiere.
Seguir el buen ejemplo
En realidad, la mejor manera de traducir y expresar el concepto es hablar de recalcar, resaltar, subrayar, hacer hincapié, etc. Es interesante constatar que los locutores de televisión ya no hablan tanto de “enfatizar” y sí de estos otros términos que hemos sugerido. ¿No podríamos los evangélicos seguir su buen ejemplo?
Demetrio Cánovas director@editorialperegrino.com
Este artículo pertenece a la serie “La Palabra y las palabras»