Recuerdo como si fuera ayer estar en el jardín con mi padre, un sábado por la tarde, después de unas horas de quitar los hierbajos o podar los manzanos; y mi madre da una voz desde la ventana de la cocina: «Cinco minutos y la cena estará en la mesa».
¡Cuánta prisa por guardar los aperos, quitarnos las botas y lavarnos las manos! Tanta hambre después de unas horas de arduo trabajo. Tanto apetito por gustar los manjares que había preparado mi madre (¡sí, la misma madre que enseñó a cocinar al Príncipe Guillermo de Gales!). Casi era una carrera entre mi padre y yo a ver quién llegaba antes a la mesa.
Me siento un poco como mi madre ahora. Llevamos tiempo preparando la conferencia de Editorial Peregrino de este año. José de Segovia nos va a servir unas delicias que nos van a encantar y satisfacer. Y mi tarea ahora es dar una última voz, recordando a todos que casi estamos y que deseamos veros a todos el sábado en Ciudad Real a las 12 de mediodía.
Estás a tiempo para sentarte a la mesa con nosotros, de disfrutar de esta comida anual de la familia de Peregrino. Yo ya tengo apetito, hambre, deseo; no me lo perdería por nada del mundo.
¿Ocuparás tu sitio en la mesa también?
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