Mi profesor de fotografía en el instituto no paraba de decírmelo: «Mira para arriba, Mateo, mira para arriba». Y poco a poco descubrí que, al hacerle caso, mis fotografías iban mejorando, por lo menos en cuanto a tema y composición se refiere. Vemos con tanta facilidad las cosas que están a 1,80 m del suelo y en nuestro radio normal de visibilidad; pero hay todo un mundo de objetos y paisajes interesantes a nuestro alrededor que veríamos si solo levantáramos la vista y cambiáramos nuestro horizonte.
El sábado pasado recibí fruto de este consejo. Estábamos en la ciudad de Almagro con unos amigos. Está a 20 minutos de casa y hemos estado ahí muchísimas veces. Pero el sábado vi algo que no había visto antes, y solo por el hecho de levantar un poco la cabeza. Ahí, por encima de una ventana, en una caserón antiguo al final de la plaza, vi una inscripción. En castellano pude leer las palabras «A SOLO DIOS EL HONOR».
No lo pude creer. En una casa construida en el siglo XVI, un tiempo de pleno auge de la contrarreforma, encontramos la versión española de la frase clave en latín que caracterizó la Reforma protestante: SOLI DEO GLORIA. ¡En Almagro mismo! Una ciudad de 15.000 habitantes que, siglo tras siglo, ha rechazado los intentos de levantar una iglesia entre sus muros que declare, predique y viva que «a solo Dios el honor». Ha habido intentos. Antes de la Guerra Civil el evangelista de la Misión Evangélica Española, Félix Vacas, vivió una temporada allí, pero sin lograr nada. Cuando un servidor pastoreaba la cercana iglesia de Moral de Calatrava tuvimos algún contacto y alguna campaña evangelística allí, pero no cuajó nada. Otros lo han intentado también, pero la ciudad sigue sin una iglesia que anuncie a todos la verdad de Soli Deo gloria.
Pero Almagro no está solo en esto. Hay unas 8022 ciudades, pueblos y municipalidades en España, gran parte de los cuales sigue sin una iglesia evangélica. No solo una iglesia donde tú y yo nos haríamos miembros, no. Ciudades enteras donde una persona puede nacer, vivir y morir sin escuchar el evangelio. Después de casi 200 años de obra misionera y evangelística, todavía diecinueve de cada veinte pueblos, municipalidades y ciudades en España carecen de un lugar donde se proclame «A SOLO DIOS EL HONOR».
Dios mío, te pido, te suplico por esta España que amo, que tú levantes obreros e iglesias con visión para llevar el evangelio a los lugares no alcanzados; a estos pueblos donde el evangelio nunca ha sido proclamado. Oh, Dios, envía estas lluvias de bendición para levantar iglesias donde no las hay, que edifiques tú en estos lugares casa tuya donde se pueda leer en letras muy grandes «A SOLO DIOS EL HONOR». Amén.