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Lectores posmodernos

Por 9 febrero, 2023Sin comentarios

Cada año, al montar la librería en Pasión por el Evangelio, me emociono al contemplar la cantidad de libros que podemos exponer y ofrecer. ¡Cómo han cambiado las cosas desde 1979 cuando nació Editorial Peregrino! Ahora hay tantos libros, tantas editoriales, tantos autores… Y tantos lectores. Porque no vale de nada tener libros que ofrecer si nadie los lee. Pero en estos tiempos modernos, tenemos tanto lujo de libros y un buen hábito de lectura… es maravilloso. Aunque a veces me pregunto si los lectores modernos no estamos en peligro de convertirnos un poco en lectores posmodernos. Me explico.

Hoy día tenemos la bendición de contar con muchísimos autores, algunos muy buenos, y hay autores que escriben directamente en español sin tener que depender de un traductor. Como digo, toda una bendición. Empiezas a hablar con las personas y se las ve bendecidas y entusiasmadas con sus autores favoritos. Lo que pasa es que casi todos los autores «de moda» que nos piden en Peregrino, y que entusiasman a la gente, son autores vivos. Muy pocas veces se nos pide un autor «clásico». A veces Spurgeon, o Ryle, quizás Owen o Edwards, escasamente Calvino o Lutero.

Es como si la lectura evangélica, incluso la escritura evangélica, naciera en el año 2000. Como si todo lo que pasara y se escribiera antes no tuviera valor. Es verdad que el tiempo hace una buena y necesaria criba de lo escrito, sean libros o canciones, y hay mucho del pasado que merece quedarse ahí. También es correcto que demos importancia a leer libros bien arraigados en nuestra cultura y que tratan los problemas de nuestros tiempos.

Pero también es cierto que la sana doctrina es algo tan viejo como la iglesia, y que lo que leemos hoy está escrito sobre los fundamentos aquellos que nos han precedido en la fe. ¿No decían que los puritanos descansaron sobre los hombros de los reformadores? ¿Qué sería de mi iglesia local o la tuya, si no fuera por Calvino, Spurgeon o Lloyd-Jones? Uno de los errores del posmodernismo es encerrarse uno en una burbuja del presente, donde no entra nada del pasado porque no tiene nada que enseñarnos, ya que los del pasado eran más ignorantes, pero nosotros somos los más evolucionados y tenemos más conocimiento.

No es cuestión de desechar lo moderno, ni tampoco de crear un tipo de Club de Autores Muertos en mi biblioteca. Sino mantener un equilibrio sano. La gente que escribe hoy tiene mucho que enseñarnos. Pero los del pasado también. ¡Ay de nosotros si nos privamos de los manjares que los grandes autores del pasado han preparados para nosotros!

¿Cual es el último autor del siglo pasado que leíste?

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