
Solución bíblica para la crisis
Una nación en crisis. El pueblo está con miedo. El trabajo parece sin sentido, si es que tiene uno trabajo. La gente vive como sea, pero muchos ni siquiera tienen casa en condiciones. Hay falta de dinero, de medios y de confianza.
A grandes rasgos estas palabras podrían servir como una descripción de nuestros tiempos.
Pero en realidad es la situación que había en Israel en tiempos bíblicos en Jueces capítulo 6. Los madianitas se han apoderado del país, se llevan la cosecha anual de Israel como tributo, la gente vive en cuevas por miedo al enemigo. El enemigo se lleva los animales que sirven de alimento y los que sirven para trabajar. Cuando encontramos a Gedeón en el versículo 11 trabaja en la clandestinidad. Una situación difícil, que ha durado siete años.
¿Qué puede hacer un pueblo en esta situación de crisis?
Leemos en el versículo 6 que claman a Dios. Nos parece una acción bastante obvia, pero leemos que el pueblo tardó siete años en caer en la cuenta. Y tenemos que preguntarnos si nosotros vamos mejor en este aspecto. ¿Oramos por los problemas en nuestro país? ¿Las reuniones de oración de las iglesias se ven alborotadas con personas que quieren orar por su país a causa de la crisis que hay? Hacer las preguntas es contestarla. Y si la crisis no ha servido para que la iglesia se ponga de rodillas, ¿qué tipo de iglesia es?
Pero Israel sí que ora, al final. Y Dios contesta. Pero no de la forma que esperaríamos, basándonos en una lectura de Jueces 1 al 5. La respuesta inmediata de Dios no es enviar otro juez. Es verdad que aparece Gedeón en el escenario, pero eso es más adelante en el capítulo. Primero Dios envía “un varón profeta”. Uno sin nombre llamado por Dios para recordar a la gente su pecado y la necesidad de volver a Dios. Esta es la solución que Dios manda a Israel. La solución divina en el tiempo de crisis era un predicador.
Es que la gente necesita volver a Dios y a su Palabra.
No lo decimos de la forma simplona que por desgracia se oye a veces de “ven a Cristo y se solucionarán todos tus problemas”. Simplemente, el hombre tiene que reconocer que el mayor problema en su vida, por encima de los problemas físicos, materiales o económicos, es su relación con Dios. Su problema más grande es espiritual.
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Cristiano, ¿te sientes incapaz frente la crisis que nos abate? ¿Te gustaría hacer algo para cambiar y mejorar la situación? Ponte a orar, a pedir a Dios que levante “varones profetas” en nuestros tiempos, predicadores, hombres que declaren con denuedo la Palabra de Dios.
“Cómo, pues, invocarán a aquel en el que no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?” Romanos 10: 15