«Reunión de pastores, oveja muerta», eso dice el refranero español. Es decir, cuando se reúnen los jefes de un gremio, toda la decisión tomada será a favor de los jefes y en contra de los «indios». Esa, por lo menos, es la sabiduría popular.
Representantes de la literatura evangélica española
Pues el sábado pasado hubo una reunión de «pastores», es decir, del gremio de los libreros, distribuidores y editoriales del mundo evangélico español. Convocados para encontrarnos en las nuevas dependencias de CLC en Madrid, nos íbamos presentando cerca de las once de la mañana. Era mi primera vez, por lo que tras saludar a los conocidos, iba conociendo a uno y a otro. Algunos ya eran nombres que conocía, personas con quienes había hablado por teléfono o por correo electrónico. Otros eran personas completamente desconocidas para mí.
La verdad es que siendo tan pocos evangélicos en España, era de mucho ánimo ver a tantos reunidos. Veinte hombres y mujeres que representan el ministerio de la literatura evangélica española. Es cierto que podría haber más librerías, editoriales y distribuidores, ya que han desaparecido algunos, pero a la vez era una gozada ver a tantos reunidos.
También lo era ver el buen espíritu en la reunión. Un ambiente cordial, de amistad, de compañerismo, donde la meta era ayudarnos mutuamente, buscando solucionar problemas que nos afectan a todos: problemas legales, problemas de papeleo, problemas con importaciones, problemas de la crisis, o problemas porque las personas no leen tanto.
¿Cómo podemos ayudar a las iglesias?
Pero una nota constante, recurrente, en todo lo que se dijo era «Cómo podemos ayudar a las iglesias». Todos reunidos, igual que Peregrino, operamos como un negocio, tenemos que mantenernos con nuestros ingresos, ingresos generados por ventas. Pero no prima el negocio. Lo que salió una y otro vez a lo largo de la mañana era el bien de las iglesias. Nuestra razón de ser no es enriquecernos a costa de los creyentes, sino enriquecer espiritualmente a las iglesias, sus pastores y sus miembros.
En este sentido, demostramos lo que se sabe ya, que todo refrán tiene su excepción. El sábado se reunieron los pastores; pero ninguna oveja murió a causa de ello.
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com