No hablo alemán
A pesar de haber estudiado en Suiza durante tres meses, no hablo nada de la lengua de Karl Barth. Bueno, casi nada. Se me quedó grabada la palabra «brokenstube» (rastro). Y quién se podría olvidar de la frase importantísima en el vocabulario de cualquier viajero a las tierras germanas «bügeleisen reinigen», que, como bien sabe todo el mundo, se refiere al liquido para descalcificar la plancha.
Kilchzimmer
Otra palabra que recuerdo, creo que no viene en el diccionario: «Kilchzimmer»; es el nombre del lugar donde estuvimos. Un sitio idílico en los montes Jura cerca de Basel, donde APEEN (la Alianza Pro-Educación Espiritual del Niño) tiene su sede europea. Y cada seis meses, veinticinco años después, me sigue llegando la revista «Ecos de Kilchzimmer», ahora en formato PDF, por supuesto.
Siempre leo con interés las noticias de los diferentes estudiantes y obreros de APEEN. Pero en el último número, llegado hace pocos días, hay un artículo —mejor dicho, un párrafo— que me llamó mucho la atención. Se trataba de un informe de una campaña en Francia para poner literatura evangelística infantil en cada hogar galo. En junio de 2012 se distribuían 10000 libritos en la zona de Noyon. Tres meses después, se celebraba el primer culto en un hotel de la ciudad y hoy día, solo tres años más tarde, hay una iglesia con más de cien asistentes. La única iglesia en Noyon. La primera iglesia en Noyon, según cuentan.
Noyon
Lo que me llama la atención, además de lo grande que es nuestro Dios en obrar de tal manera, es el nombre de la ciudad, Noyon. Los amantes de la historia lo habrán reconocido en seguida como la ciudad natal de Jean Cauvin, mejor conocido entre los españoles como Juan Calvino. Nacido allí el 10 de julio 1509, pasó la mayoría de su tiempo fuera de Noyon, siendo la ciudad de Ginebra en Suiza el lugar que más se asocia con su nombre.
¡Cómo son los caminos del Señor! ¡Cuán grande el misterio de la providencia de Dios! Que en la ciudad natal de uno de los hombres que más influencia ha tenido en todo el mundo pasen más de cinco siglos hasta establecerse una iglesia de la cual Calvino era de alguna forma uno de los fundadores.
Y es que no necesitamos ir a Noyon para encontrar una ciudad de un reformador sin iglesia. Sin ir más lejos, el reformador español Constantino Ponce de la Fuente, nació en San Clemente (Cuenca) donde, quinientos años después, siguen esperando tener iglesia.
El mundo necesita escuchar el evangelio
¡Cuánta necesidad hay todavía en el mundo de predicar el evangelio! Y no solo en la selva de no sabemos dónde. Aquí en Europa, en Francia y, por desgracia, en nuestra querida España. El otro día me escribió un hermano de Argentina preguntando por la situación en España. Le expliqué que de las 8022 municipalidades en España, alrededor de 7000 todavía no tienen una iglesia donde se predique fielmente el evangelio. Es decir, casi el 90% de los lugares de España siguen sin lugar de testimonio permanente. Todavía hay sitios en nuestras tierras donde uno puede nacer, vivir y morir sin escuchar el evangelio en directo.
Qué reto nos queda al entrar en septiembre cuando, después del paréntesis del verano, las iglesias vuelven a sus actividades habituales y fijan sus metas para los próximos meses. Tanto por hacer. Tantos pueblos alrededor sin testimonio. Parece que muchos han caído en la trampa diabólica de pensar que solo se puede evangelizar en los meses de julio y agosto. Pero os animo, el inconverso está allí los doce meses del año, el pueblo o el barrio de a lado necesitan el evangelio ahora, no dentro de diez meses.
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com