Id por todo el mundo…
¡Vaya fin de semana! Todo empezó el viernes por la tarde. Habían llegado dos hermanos ingleses a la iglesia en Ciudad Real para explicar algo de su ministerio en el Reino Unido. Geoff y Jim trabajan con Open Air Mission (Misión al Aire Libre), y tal como sugiere el nombre, se dedican a anunciar el evangelio del Señor Jesucristo en las calles, las plazas, los mercadillos y las ferias de las Islas Británicas.
Tarea inútil
El viernes por la tarde dieron una explicación en la iglesia, no solo de lo que hacen, sino también del por qué. En cada pueblo y ciudad hay miles de personas que no conocen a un creyente. En cada pais hay millones de personas que no conocen a un cristiano de verdad. ¿Cómo va la gente a oír el evangelio si no conocen a alguien que se lo pueda explicar? Una opción es quedarnos dentro de nuestros edificios esperando a que los inconversos acudan para escuchar nuestro mensaje, pero nosotros sabemos que es tarea inútil ya que la gente no precisamente hace cola para pasar por la puerta.
Saliendo a los caminos
Jesús lo sabía también. No se quedaba en casa esperando a que la gente se acercara. Iba a donde estaba la gente. Salía a encontrarse con ellos. Lejos de construir una catedral en Capernaum para recibir a los que estarían dispuestos a sufrir el «qué dirán» de sus vecinos, Jesús salía a los caminos y calles, a las plazas y las praderas, a los montes y los mercadillos para anunciar el mensaje del Reino de Dios.
Pescadores de hombres
Sí, Jesús lo sabía. Llamaba a sus discípulos a ser «pescadores de hombres». Nadie hace la pesca en su casa, ¡por muy grande que sea su acuario! Hay que salir, bajar al río, plantarse en la ribera del lago o subirse al barco para ira a alta mar. Los peces no suben por los desagües para que los pesquemos en la bañera de casa.
Predicad el evangelio
Por eso, las últimas palabras de Jesús a sus discípulos versaban precisamente sobre este tema. Jesús no quería que sus discípulos fuesen evangelistas pasivos, de butaca. Les decía «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». Y por si no lo hubiesen captado, repitió: «…me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último del mundo».
Tomando la calle
Y eso es lo que hicimos el sábado, cerrar las puertas de la iglesia para ir a donde estaba la gente. Primero, por la mañana, al mercadillo donde se pudo predicar seis veces el glorioso evangelio del Señor. Y por la tarde más de lo mismo en la plaza principal de Ciudad Real; por donde pasan centenares de personas que no conocen a ningún cristiano auténtico, miles de personas que por primera vez escucharon el evangelio auténtico.
Ministerio evangelístico
¡Qué bueno ver a las personas parándose para escuchar el mensaje y mirar el tablero! ¡Qué bueno ver a dos de la iglesia predicar al aire libre por primera vez, y hacerlo bien! ¡Qué bueno ver la mesa de literatura para que la gente cogiera un folleto, un periódico evangelístico o un Evangelio de Juan! Por supuesto, la literatura era mayormente de Editorial Peregrino, pero no lo menciono por esto; sino más bien por la manera en que al ver a las personas llevando la página empresa en su mano y leyéndola, pude recordar realmente lo que hace Editorial Peregrino. Es muy fácil sentarnos en nuestra oficina y centrarnos simplemente en hacer que el negocio funcione bien. Editamos, vendemos, contabilizamos, y para casa. Pero podemos olvidar fácilmente que la literatura que preparamos con tanto esmero, tiene un fin; el fin de hacer bien, sea a uno que tiene que nacer de nuevo o sea a uno que a través de nuestros títulos puede crecer en su fe.
Todo un privilegio
¡Gran privilegio es editar libros que hacen bien! ¡Pero más grande el privilegio de anunciar el mensaje de salvación del Libro a los que nunca entrarían en un edificio para escucharlo!
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com