Fiel es Dios
¡Vaya día!: ¡tanta gente, tantos nombres, tantos recuerdos! Estoy hablando del sábado, 30 de noviembre, día en el cual la Misión Evangélica Española celebró su centenario. ¡Cien años! Se dice pronto, pero desde el 8 de diciembre del 1913, cuando Percy Buffard llegó a Santander como misionero, han pasado muchísimas cosas, tanto en España como en la vida y experiencia de la “Misión de Valdepeñas” como coloquialmente se conoce a la MEE.
Privilegio de servir a Dios
Los más de doscientos asistentes que acompañaron a la Misión en su día de cumpleaños escucharon por la mañana una conferencia por el historiador Gabino Fernández Campos, y juntos repasaron los acontecimientos más importantes de la historia de esta Misión tan usada por Dios en las tierras manchegas y sus alrededores. Pudimos recordar a todos los obreros que han pasado por esta respetada y amada Misión, en la cual el presente escritor tuvo el privilegio de servir durante dieciséis años; nombres como D. Percy Buffard, Felix Vacas, Miguel Aguilera, David Sholin, Dª Francisca Vessey, Dª Elena Lewis, Dª Irene Perez, D. Ernesto Brown, D. Carlos Buffard, D. Guillermo McManus, Joaquín Casado, Manuel Jurado y Roque Sánchez por mencionar algunos.
A Dios toda la gloria
Por la tarde, se pudo disfrutar de los recuerdos de dos hombres muy vinculados a la Misión: Marcos Román y José Valero, y después escuchar la predicación de José González, que fue obrero de la Misión y pastor en la iglesia de Valdepeñas, iglesia anfitriona de este acto conmemorativo. Pero aunque podía parecer un día para ensalzar al hombre, no era en absoluto tal cosa: el primer himno del día empezó:
¡Santo, santo, Santo! Señor omnipotente,
siempre el labio mío loores te dará,
¡Santo, santo, santo! Te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.
Y terminamos el día cantando:
Oh Dios eterno, tu misericordia
ni una sombra de duda tendrá;
tu compasión y bondad nunca fallan
y por los siglos el mismo serás .
¡Oh tu fidelidad! ¡Oh tu fidelidad!
Cada momento la veo en mí.
Nada me falta, pues todo provees,
¡Grande, Señor, es tu fidelidad!
Es bueno recordar
Es bueno recordar. En la Biblia encontramos a Josué levantando las doce piedras del Jordán como un recordatorio; y por supuesto tenemos la Cena de Señor: Haced esto en memoria de mí. ¡Sí, es bueno recordar!
La maravillosa obra de Dios
Primero, porque así repasamos las obras maravillosas de Dios en el pasado y volvemos a darle gloria por ellas. Luego, es correcto reconocer la labor y fidelidad de los que nos han precedido en la fe. Repasar la historia nos anima a seguir el buen ejemplo que nuestros antepasados espirituales nos han dejado, y también nos da la oportunidad de aprender de sus errores o avanzar la obra que han dejado. Proclamar los hechos del pasado sirve, como Josué comenta al pueblo, de testimonio a los inconversos (Jos. 4:24). También, mirar al pasado nos hace reconocer la fidelidad de Dios, no solo en el pasado sino hasta el día de hoy. ¡Y cuánto nos anima saber que servimos al mismo Dios hoy que sigue capaz de hacer las maravillas que hacía en el pasado; el Dios que protegió a su pueblo en aquel entonces nos protegerá hoy; y el Dios que salvó a tantos en otros tiempos todavía puede salvar hoy en la misma medida.
Don Percy
Por razones como estas, Editorial Peregrino tiene en su catálogo libros de historia y biografías. Incluso acabamos de publicar una edición conmemorativa del libro Don Percy: Un hombre llamado a la tierra de la Inquisición, que cuenta algo de la historia emocionante de los primeros años de la Misión Evangélica Española.
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com