¿Día de la Reforma?
Cuando uno se traslada a otro pais tiene que asumir muchos cambios y ajustes en su vida. Entre los muchos que he tenido que hacer, y sin contar con los que seguramente me queden, uno de los que más me ha sorprendido ha sido la celebración del Día de la Reforma. No es que me sorprenda celebrarlo en España, sino más bien el hecho de tener que esperar hasta llegar a la tierra del Quijote para oír hablar de ello. Parece mentira que en un pais protestante no se celebre el Día de la Reforma, pero es así. El otro día, cuando un amigo me preguntó sobre esto, mi respuesta, medio en broma, era que en un pais protestante como el Reino Unido la reforma se celebra todos los días. Aunque meditándolo bien ahora, creo que tiene más que ver con el deseo de reivindicar en España el protestantismo, cosa que en el RU no hace, mejor dicho, no hacía falta.
Apertura hacia Roma
Si esto es correcto, me parece una triste evidencia acerca de la iglesia en España el hecho de que parece ser que hay congregaciones, que toman para sí el nombre de evangélico y protestante, pero no celebran para nada el gran despertar espiritual de los siglos XV y XVI al que deben su existencia. Me pregunto incluso si no puede ser que este desinterés se deba, en parte, a lo que percibo como una apertura hacia Roma que no ha habido hasta el día de hoy aquí en la península ibérica. Si en los últimos años la Iglesia Católica ha dejado de ser enemiga del evangelio, supongo que no es necesario reivindicar ningún derecho de ser hijo de la Reforma protestante.
Compañerismo y comunión
Pero a lo que íbamos. El sábado en Ciudad Real, como en muchos otros lugares, se celebró el Día de la Reforma. Con la presencia de más de cien hermanos de diferentes lugares de Madrid, La Mancha, y Andalucía, se pudo disfrutar de un gran día de compañerismo y comunión. Luis Cano, pastor de la iglesia anfitriona (Calle Santa Teresa) estimuló la mente de los presentes con una conferencia: «Evangelismo y cultura: a la conquista del corazón de Europa». Esperamos publicar la conferencia entera en el próximo número de Nueva Reforma así que no os aburro con los detalles ahora.
El impacto de la Reforma
Volvamos a la pregunta implícita o a veces explícita que algunos nos harían: ¿sigue siendo necesario celebrar un acontecimiento que ocurrió hace tantos años? Mi convicción es que sí. Los que harían tal pregunta celebran la Navidad y en menor medida la Semana Santa, ocurridas hace dos mil años, así que ¿por qué no la Reforma que fue hace cosa de «solo» 500 años? Es que las Escrituras nos muestran un pueblo que recordaba los grandes hechos de Dios: la Pascua, las doce piedras sacadas del Jordán, la Fiesta de Purim en Ester y por supuesto la Cena del Señor. Somos un pueblo con memoria, y cuando Dios hace algo maravilloso tenemos que recordarlo. Por supuesto, damos gracias a Dios, por las personas envueltas en la Reforma, pero por encima de todo, recordamos lo que Dios hizo. A un mundo cuya religión cristiana había perdido el norte, cuyo mensaje no salvaría a nadie, Dios mandó su bendición. Intervino Dios de una manera milagrosa y a una escala tan grande, que cambió el curso de la historia. El impacto de la Reforma protestante solo se ve superado en la historia por la encarnación, vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Sugiero que aquel que no diga «Amén» a esta última declaración no ha entendido lo que realmente pasó en los tiempos de Wycliffe, Hus, Lutero, Calvino, Juan de Valdés y Casiodoro de Reina.
Nuestro anhelo
En fin, recordar está bien, y seguiremos recordando, con el anhelo de que Dios vuelva a avivar a su pueblo en nuestros tiempos. ¡El único problema que veo es cómo convencer a mis paisanos británicos para celebrar el Día de la Reforma también!
Mateo Hill mateo@editorialperegrino.com