El gobierno cubano ha anunciado que el precio de la gasolina va a subir un 500% a partir del 1 de febrero. En un intento de reducir su déficit nacional, el gobierno de Habana dejará de subvencionar el precio al público en las gasolineras: donde hoy pagan 25 pesos, pronto pagarán 132.
Nos llegan noticias así, y a veces las leemos sin pestañear, ya que no nos afectan para nada. Pero pensemos un momento en cómo afectarán a los creyentes, los pastores, las iglesias y los ministerios en Cuba. La mayoría de los cubanos no pueden permitirse el lujo de comprar o mantener un coche. De los pocos pastores que tienen un coche o una moto, la mayoría los tienen porque son necesarios para su ministerio; quizás la membresía está dispersa, o tienen que atender a congregaciones en pueblos distantes. Ahora estas visitas les van a costar cinco veces más, si consiguen comprar gasolina.
El autostop es un medio de transporte muy común en Cuba, una buena opción para quien no tenga forma de viajar por medios propios (conocí a un decano de un seminario bíblico en Cuba que viajaba 6 horas al día en autostop para estar en su aula). Pero si sube el precio del petróleo tanto, el dueño del coche igual no viaja, y no puede recoger a ningún viajero por la carretera.
Y no solo hay que transportar a personas, pastores y predicadores; está la mercancía. Desde hace ocho años Peregrino imprime y distribuye algunos de sus títulos en la isla. El papel para imprimir tiene que llegar a la imprenta. Los libros impresos tienen que llegar a los que distribuyen. Los libros a la venta tienen que llegar a pastores, creyentes e iglesias en toda la isla. Pero si los vehículos no pueden moverse…
Es una buena práctica preguntarse cómo las noticias que escuchamos podrían afectar a la Iglesia y su obra. No siempre va a ver una conexión; pero en algunas ocasiones la noticias nos darán material para nuestras oraciones.
Oremos por esta noticia que llega desde Cuba. Oremos por los creyentes que tendrán problemas para llegar a los cultos. Oremos por los pastores que tendrán más dificultades para servir fielmente a sus congregaciones. Oremos por las iglesias aisladas que no podrán recibir visitas de pastores y predicadores. Oremos por los que visitan la isla con un ministerio itinerante de enseñanza y conferencias. Y oremos por los libros, libros de Peregrino; que nada frene su distribución, y ninguna subida del precio de petróleo merme el beneficio de la buena lectura.