Suena el reloj sobre las 6:00. Es viernes y ha llegado el día. Hoy empieza Pasión por el Evangelio y tenemos que estar de camino a Madrid. Llevamos la furgoneta y dos coches llenos de libros y de personas. Nada más llegar al Auditorio Betel, hay que vaciar la furgoneta deprisa, para que vaya a la imprenta en Arganda del Rey, pero no sin una llamada para asegurar que todo se ha impreso y se pueda recoger. Gracias a Dios, todo menos un libro está preparado, por lo que despachamos la furgoneta. Empezamos a organizar la zona de stands y la librería, y tres horas después tenemos montado lo que pretende ser la mayor colección de libros reformados, sanos, bajo el mismo techo en España. Siempre me emociona ver la librería: medio gimnasio, mesa tras mesa, y cada una llena de libros. Y luego, al empezar la conferencia, vemos estas colas casi interminables de personas, portando pilas de libros en los brazos.
Pero hay más. Qué decimos de esos abrazos, y «¿Cómo ha sido tu año?», entre los más de 600 asistentes, muchos de ellos que solo se ven de conferencia en conferencia cada año. Y sí, este año, más de 600 éramos. Tantos saludos, tantos apretones de mano, tantas sonrisas lanzadas a la distancia al ver desde lejos una cara conocida. Tantos «¿Te acuerdas de mí?» y «Tenemos que hablar».
Luego están las conversaciones inesperadas. Una pareja que busca colaborar con Peregrino en la producción de libros para niños sobre la Teología Bíblica. Una joven que quiere hacer sus prácticas de edición y maquetación con nosotros. Un hombre que ahora está pastoreando una iglesia pequeña, rural, que conozco desde hace años. Además de unas conversaciones organizadas que podrían dar lugar a una red de iglesias que quieren ayudarse las unas a las otras en la tarea de plantación de iglesias en España.
Cómo conmueve el tiempo de alabar a Dios. Unir nuestras voces con tantos otros y llenar aquel auditorio con el sonido de un pueblo que adora a Dios con canciones clásicas y también modernas. Verdades bíblicas que alientan y animan a cantar más y mejor. Qué gusto, especialmente para los que están más acostumbrados a 6 o 60 personas en sus cultos dominicales, cantar con 600 más.
Y las conferencias. Este año nos sirvieron un verdadero festín nuestros hermanos Sugel Michelén, Juan Hanna y José Moreno. Centrados todos en el tema del Avivamiento, escuchamos sobre qué es y sus características, cómo ha sido en la historia, por qué tarda en venir, y qué medios usa Dios cuando aviva a su pueblo.
Pronto, demasiado pronto, llegó la hora de despedirnos. Tristes porque se acaba. Pero dando gracias a Dios por todo lo que ha sido Pasión por el Evangelio 2023. La Palabra de Dios, como siempre, nos ha humillado y nos ha retado. Salimos no solo informados sobre el avivamiento, sino deseosos de que Dios obre entre su pueblo hoy. Salimos con ánimo para seguir orando cada vez más para que Dios despierte ya a su iglesia y toque esta nación de España. Salimos tarareando la música y la letra de nuestro último himno, y usándolo como una oración: ¡Avívanos Señor!