Un hijo de la luz no puede estar a gusto en las tinieblas. Así que, tras nuestra vuelta por Montserrat (ver el blog de la semana pasada), teníamos planeado otra visita para el día después. Se nos había invitado a visitar la población de Caldes de Montbui.
Denominado «Pueblo que bulle»
El «Pueblo que bulle», así lo denomina su Ayuntamiento, es un lugar conocido por sus aguas termales; pero no íbamos allí para darnos un chapuzón medicinal en el agua que brota de la tierra a una temperatura constante de 76ºC. Aunque, eso sí, visitamos el antiguo lavadero donde todavía se puede meter la mano en el agua para ver si aguantas el calor.
Además, es el pueblo donde se originaron la mayoría de los adoquines naturales que adornaron las calles de casi todos los pueblos y ciudades de España. No lo sabíamos antes de pasar por allí, pero aprovechando la ocasión pudimos visitar una exposición muy interesante sobre las antiguas canteras del pueblo. Pero tampoco era eso lo que nos motivó a salir de Barcelona hacia el monte.
Visita a Caldes – Ruta George Lawrence
La invitación para visitar Caldes, amablemente extendida por Joaquim Campistrón, era con el propósito de conocer la ruta de George Lawrence. Misionero británico con las Asambleas de Hermanos, Lawrence pasó sus últimos días en este mundo en la tranquila ciudad de Caldes de Montbui. Visitando una combinación de lugares de interés cultural y sitios relacionados directamente con Lawrence, pasamos una tarde agradable en la compañía de nuestros guías, Joaquim y Óscar. Hacia el final de la ruta paseamos por la calle que lleva el nombre de George Lawrence donde vimos la iglesia fundada por él en el pueblo, y luego cogimos el coche para visitar el cementerio municipal.
Un gran guerrero del evangelio
Fue sumamente emotivo estar allí frente a la tumba de aquel gran guerrero del evangelio. Terminamos nuestro tiempo en el cementerio con una lectura de la segunda carta a Timoteo utilizando una de las Biblias que imprimió Lawrence en Barcelona, y con una breve oración dando gracias a Dios por la vida de Lawrence y pidiendo por el pueblo de Caldes. (Hay un informe más detallado de nuestra visita a Caldes en Protestante Digital)
Un poco de la vida de George Lawrence
George Lawrence nació en Gales en el año 1830. Con treinta y dos años llegó a Madrid, teniendo que salir dos años después por haber sido condenado a galeras por el crimen de predicar el evangelio. Con la caída del régimen de Isabel II pudo volver para retomar la tarea evangelística. Haciendo trabajo de colportor recorrió gran parte del país con su «coche bíblico», distribuyendo así cantidades extraordinarias de Biblias, Nuevos Testamentos y Evangelios. Pronto se afincó en Barcelona, donde estableció varias iglesia y escuelas, una librería, una imprenta, un hospital y hasta una caja de ahorros. Muy activo hasta el final de su vida, pasó sus últimos días en Caldes de Montbuí, donde ya había establecido una iglesia que existe hasta hoy y donde vivían dos de sus hijas. (Para quien quiera saber más de la vida y ministerio de Lawrence existe el libro «El Evangelio en España», editado por el Centro Evangélico de Formación Bíblica de Madrid).
Sirviendo al Dios soberano y todopoderoso
¿Y por qué cuento todo esto? Es que a mí me impactó. De cara a la iglesia en Inglaterra yo también soy misionero, enviado y apoyado por iglesias allí. Siempre me estimula ver las vidas de otros obreros y tomarlas como ejemplo, aun cuando me siento como Juan el Bautista delante del Señor, indigno de desatar los cordones de sus botas. También me hace bien recordar en estos días de pequeñeces que sirvo al mismo Dios soberano y todopoderoso que puede actuar hoy como lo hizo hace 150 años.
Y más que nada me debe impulsar a orar por España, esta España que está de capa caída, para que Dios levante obreros, sean de dentro o de fuera; obreros que con el mismo celo que George Lawrence prediquen de manera sacrificada el verdadero evangelio de la salvación en Cristo Jesús.
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com