¡Adiós verano!
Se han acabado las vacaciones. Las temperaturas han empezado a bajar y la mayoría han vuelto al trabajo, los que lo tienen. Los niños pronto volverán a clase y los universitarios ya planean su regreso a las aulas. Se habla de la depresión posvacacional y la cuesta de septiembre ya va siendo una realidad.
Pero volvemos con ganas, con energía, con nueva ilusión. Ya hemos podido descansar durante unos días de vacaciones. Ha habido un cambio de aire, hasta un cambio de «chip», por lo menos durante estos días de veraneo. Hemos podido meditar un poco, contemplar la vida desde otra perspectiva y planear quizá algunos cambios, iniciativas o proyectos nuevos.
Nuevos proyectos
Algunos se apuntarán al gimnasio o buscará otra forma de hacer deporte: o bien porque el deporte en sí está bien, o por quitar estos kilitos de más que han traído de recuerdo de sus viajes. Otros habrán decidido pasar más tiempo con los hijos. Quizá un nuevo hobby, aprovechando el diluvio de ofertas por fascículos que se encuentran en los kioscos de la esquina.
Y como creyentes, ¿tenemos algún proyecto nuevo o un cambio que vamos a introducir en nuestras vidas? Quizá es tomar un poco más en serio el tiempo devocional diario. O asistir de forma regular al culto de oración de entre semana. Podría ser empezar a asistir a los dos cultos dominicales en vez de uno. O involucrarse más en la evangelización de la iglesia. Otros querrán meter más empeño en buscar y aprovechar al máximo estas oportunidades de testificar a los amigos, familiares y compañeros de trabajo o de clase.
Lee algo
Y (¿por qué no?) leer algo más. El creyente, para crecer, tiene que alimentarse, y además de escuchar la Palabra predicada y leer su Biblia, los buenos libros son una buena forma de adquirir vitaminas espirituales. Se podría buscar indagar más en la historia de la Iglesia o la vida de un creyente como Spurgeon o M’Cheyne. O está la opción de profundizar más en una doctrina como la segunda venida o la Iglesia. Algunos simplemente querrán un libro devocional para animar y estimular. Y los predicadores buscarán algo para ayudarles avanzar y mejorar en esta tarea magistral a la cual el Señor los ha llamado.
¡Ánimo! ¡Toma esta iniciativa¡ Ponte el reto de leer un libro al mes. Te hará bien. Notarás la diferencia. ¡Incluso podría ayudarte superar la cuesta de septiembre y la depresión posvacacional!
Mateo Hill administracion@editorialperegrino.com