En 1739 a la edad de 24 años, George Whitefield tomó la decisión transcendental de llevar el evangelio a la gente que no se encontraba en el interior de las iglesias de la época. Salió al aire libre a predicar a los mineros de Kingswod, y más tarde a decenas de miles de personas en enormes reuniones en Londres y Bristol. Desde ese momento, se embarcó en una serie de predicaciones al aire libre que llegó a todos los rincones de Gran Bretaña, y se convirtió en el instrumento de la gracia para una multitud incalculable de personas. Inició a los Wesley y a otros en el ministerio al aire libre, y Gran Bretaña se vió conmovida por un derramamiento del Espíritu Santo. Tras prender la llama del avivamiento, viajó a Norteamérica donde Dios bendijo igualmente su ministerio, y el avivamiento se extendió a lo largo de las colonias en lo que se llegó a conocer como el «Gran Despertar».
Sin duda, ningún creyente puede leer esta obra sin que se grabe en su conciencia el poder de la piedad de una manera que permanezca en él durante toda su vida.