

Cuando el evangelio transforma los deseos del corazón.
Al mirar la vida de Jonás uno descubre algo tan desconcertante como cierto: es posible obedecer sin cambiar. Es posible hablarle a otros del amor de Dios, sin sentir amor por otros. Es posible hacer obras espirituales, sin ser una persona espiritual. Es posible cambiar nuestras acciones externas, sin cambiar nuestros deseos más profundos